Si el entorno está cambiando mucho y una empresa no cambia, por lógica no se está adaptando a su nuevo entorno.
El cambio es constante, inevitable y deseable. Mejorar implica cambiar. Es muy difícil mejorar sin realizar cambio alguno, salvo que el entorno sople a favor.
En los tiempos actuales de:
✅️ elevada inflación,
✅️ elevados impuestos,
✅️ elevada deuda de estado, empresas y familias,
✅️ de guerra,
✅️ de postpandemia,
✅️ escasez de mano de obra motivada y competente, por un lado debido a la caída de la natalidad, y por otro lado, debido a los valores de las nuevas generaciones.
La cultura del esfuerzo y del trabajo ha perdido peso. El viento no sopla, precisamente, a favor de las empresas. Los buenos capitanes se ven en tiempo de tempestad y no con el mar en calma.
El miedo al cambio en las empresas puede tener 3 orígenes:
1) Falta de información.
El trabajador no sabe porqué, que, cuándo, cómo y para qué quiere cambiar la dirección de la empresa.
2) Falta de comunicación.
El trabajador no tiene la posibilidad de trasmitir a la dirección qué opina de los cambios, sus miedos, sus angustias e incluso propuestas de qué cambios ven más necesarios o de cómo se podrían hacer los cambios propuestos por la dirección.
3) Falta de formación.
El trabajador cree que no está capacitado para hacer lo nuevo que se le va a pedir.
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